Al iniciar un negocio, uno de los primeros pasos es definir si operarás como persona física o moral. Esta elección influye en aspectos fiscales, legales y administrativos, por lo que es fundamental conocer sus diferencias para tomar la mejor decisión.

¿Qué es una persona física?

Una persona física es cualquier individuo que realiza actividades económicas por cuenta propia. Puede ofrecer productos o servicios, registrarse en el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) o como profesional independiente y tiene obligaciones fiscales según sus ingresos.

Ejemplo real:

Mariana es diseñadora gráfica y trabaja por su cuenta. Para emitir facturas a sus clientes y pagar impuestos, se registra como persona física con actividad empresarial. Esto le permite deducir gastos relacionados con su trabajo, como software de diseño y equipo de cómputo.

¿Qué es una persona moral?

Una persona moral es una entidad conformada por una o más personas que crean una sociedad con un fin común. Puede ser una empresa, asociación civil o cooperativa. Tiene obligaciones fiscales distintas y beneficios como la posibilidad de obtener créditos o atraer inversores.

Ejemplo real:

Carlos y Sofía fundan una agencia de marketing digital. Para acceder a mejores oportunidades comerciales, deciden constituirse como una sociedad anónima (S.A. de C.V.). Como persona moral, pueden contratar empleados, firmar contratos y expandir su negocio con mayor facilidad.

Diferencias clave entre persona física y moral

¿Cuál te conviene?

Si estás comenzando solo, la figura de persona física puede ser la mejor opción. Ofrece una estructura simple, menos requisitos de contabilidad y una carga fiscal ajustada a los ingresos. Además, es una excelente alternativa si no planeas tener socios o empleados en el corto plazo.

Por otro lado, si planeas expandir tu negocio, trabajar con inversionistas o proteger tu patrimonio personal, es recomendable constituirte como persona moral. Esta figura permite una mayor credibilidad ante clientes y proveedores, acceso a financiamiento y una estructura legal que facilita la organización empresarial. Además, ofrece la ventaja de que la responsabilidad de los socios se limita al capital aportado.

Cómo registrarse ante el SAT

El proceso de registro ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) varía según la figura elegida:

Registro como persona física

1. Ingresa al portal del SAT y agenda una cita en una oficina cercana.

2. Acude con tu CURP, comprobante de domicilio, identificación oficial y una dirección de correo electrónico.

3. Solicita tu Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y selecciona el régimen fiscal adecuado según tu actividad económica.

4. Obtén tu Firma Electrónica (e.firma) y contraseña para acceder a los servicios del SAT.

5. Una vez registrado, podrás emitir facturas y cumplir con tus obligaciones fiscales.

Registro como persona moral

1. Define el tipo de sociedad que deseas constituir (S.A., S. de R.L., etc.).

2. Acude ante un notario público para elaborar el acta constitutiva de la empresa.

3. Registra tu sociedad ante el Registro Público de Comercio.

4. Obtén el RFC de la empresa en el SAT, llevando el acta constitutiva, comprobante de domicilio, identificación oficial de los socios y e.firma.

5. Registra tu empresa en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) si contratarás empleados.

6. Cumple con las obligaciones fiscales, incluyendo la presentación de declaraciones periódicas.

Conclusión

Elegir entre persona física o moral depende de tus planes y necesidades. Si aún tienes dudas, en Cretia te ayudamos a gestionar tu negocio de manera sencilla. ¡Regístrate hoy en cretia.app y accede a herramientas que facilitarán tu crecimiento emprendedor!